5 TéCNICAS SENCILLAS PARA LA DEVOCION ADMIRABLE DE LOS 7 DOLORES DE MARIA SANTISIMA

5 técnicas sencillas para la devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima

5 técnicas sencillas para la devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima

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Doncella María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste Cuadro el momento cumbre de su pasión; Tú misma incluso te apreciarías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor.

La forma de rezar los siete dolores de la Inmaculado María es a través de una devoción conocida como «Rosario de los Siete Dolores». Este rezo se centra en meditar y reflexionar sobre los principales sufrimientos que la Virginal María experimentó durante su vida.

Señor mío Redentor, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi SeñYa la Inexplorado María al memorizar la crueldad con que Herodes intentaba quitarte la vida y por los trabajos que padecísteis en el camino y destierro a Egipto: por este dolor te pido una santa resignación en todas las tribulaciones que te dignes enviarme.

Considera, alma piadosa, el tristísimo cuadro de soledad y desolación de María que ahora se ofrece a tu contemplación, sepultado el sacrosanto cuerpo de Jesús tu redentor. Después que la dolorida e inconsolable Origen hubo desahogado un tanto la extensión de su dolor sobre el inanimado cuerpo del Hijo descendido de la cruz, lamentando amargamente el bárbaro estrago que los hijos del pecado habían hecho en aquel cuerpo impecable y adorabilísimo, los piadosos varones José y Nicodemo, tras haberlo embalsamado, suplicaron compasivos a la Origen afligidísima que les permitiese darle sepultura antes que cerrase la Confusión.

Rezar los 7 Dolores de la Doncella es una ejercicio piadosa en la Iglesia Católica que consiste en meditar y rezar sobre los siete momentos de sufrimiento de la Inexplorado María durante la vida de Jesús. Estos dolores incluyen:

Apenas el juez Pilatos para satisfacer la hidrofobia y furor de los judíos, sedientos de la crimen del Cabal, hubo pronunciado la sentencia de muerte contra el Autor soberano de la vida, cuando estos aprestaron la cruz en que había de ser clavado, cargáronla sobre sus delicadas espaldas, y atada al cuello una gruesa soga, le arrastraron por las calles de Jerusalén camino del Calvario, en medio de un diluvio de injurias, insultos, blasfemias y escarnios.

Alcanzadme fuego con que conozca la fealdad de mis pecados, y Humor con que deteste su malicia. Haced asimismo que beba con ánimo resuelto y resignado el cáliz de las tribulaciones y trabajos de esta vida, que el Señor se dignare presentarme, para satisfacer por las penas debidas a mis culpas.

Si se vuelve a mí con un sincero propósito de reforma, estoy preparada para recibirle con mi Agudeza, porque YO no tomo en cuenta el núpuro de pecados que ha cometido, sino que me fijo con la disposición que vienen alrededor de mi; yo sin Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo embargo no siento Inquina por curar sus heridas, porque yo soy convocatoria y soy la Madre de la Misericordia»

Creo que las mujeres que tienen la dicha de ser madres, y han tenido incluso la oportunidad de, como la Virginal María, sentir la pérdida de un hijo, son las que mejor pueden comprender y comprobar una profunda devoción cerca de los siete dolores de la Santísima Virginal María y unirse a ella rezando y meditando en ellos cada tiempo que les es posible.

Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos.

Afligida y desconsolada Señora, yo la criatura más indigna de estar delante de vuestra soberana presencia, os suplico con todo abatimiento, que por vuestros dolores os dignéis ser mi Conductor, amparo y patrocinio, para que en el ejercicio de este día pueda descifrar a serviros y agradaros, a quien me consagro y sacrifico totalmente con todas mis potencias y sentidos; y cuanto pensare, dijere y obrare, sea en retribución de los dolores que con mis culpas os he ocasionado, y me consigáis perdón de ellas y una buena y reconocida muerte. Amén.

El dolor cada momento más profundo de nuestra Santa Raíz puede haberlo consumido todo mientras sostenía el cuerpo aún tibio de su hijo por última vez.

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Al unir nuestros dolores a los de María, tal como Ella unió Sus dolores a los de su Hijo, participamos en la redención de nuestros pecados y los del mundo impávido.

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